Los adolescentes son vulnerables a adquirir ITS y VIH/SIDA por factores de riesgo como desconocimiento, sexo temprano, drogadicción, desigualdad social y de género y mitos. Las ITS más comunes son Gonorrea, Sífilis, VPH, VHS y Tricomonosis; todas son transmitidas por vía sexual sin embargo, Sífilis y Tricomonosis se pueden adquirir por otras vías de contacto. El SIDA es ocasionado por un retrovirus VIH, de transmisión sexual y transfusión sanguínea, se presenta en varias fases y lleva a la muerte.
Los datos estadísticos de ONUSIDA/OMS muestran prevalencia de SIDA en población de 15 a 49 años, en Costa Rica por cada 10.000 habitantes hay 2.7 habitantes han contraído el virus del VIH/SIDA, según el último informe del Estado de la Nación. Es común que aparezcan nuevos casos de ITS, el 90 % entre los 15 – 30 años, y sobre todo en menores de 25 años. Dentro los métodos de prevención efectivos están la abstinencia, condón masculino y femenino, respecto a geles de nonoxinol-9 los estudios demuestran ineficacia y de las vacunas para VPH todavía está en estudio.
El desconocimiento, el conocimiento incompleto o de fuentes no confiables
Durante la adolescencia surge el interés por las actividades que se consideraban prohibidas en las edades tempranas y que son permitidas en la adultez, por ejemplo las relaciones sexuales coitales. Por otra parte en relación con el comportamiento que asumen los y las adolescentes en la práctica de su sexualidad, en aspectos tales como protegerse durante la relación sexual coital para evitar un embarazo o una enfermedad, en los adolescentes está mediada por variables muy ligadas a la conducta y al contexto social.
Precisamente esto fortalece la creencia errónea de que el conocimiento de los métodos de protección contra Infecciones de Transmisión Sexual y embarazos no deseados, estimula la iniciación de las prácticas sexuales coitales durante la adolescencia. Por otra parte algunos estudios han señalado que las parejas jóvenes tienden a usar el preservativo para evitar embarazos no deseados y no para evitar contagiarse de ITS tales como el VIH. Esto hace llegar a considerar que, en las relaciones sexuales de los adolescentes, cuando se protegen, lo hacen para evitar la reproducción y dejan de lado el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual, quizá por el desconocimiento acerca de la incidencia de las enfermedades de transmisión y de las consecuencias que presentan para la salud en general.
Sin embargo tras observar la problemática a la que se enfrentan las personas durante la adolescencia, aún no se ha logrado la concientización acerca de la importancia de brindar educación veraz y confiable, debido al tabú existente relacionado con la prohibición de hablarle a los y las jóvenes acerca de sexualidad, ya que esto podría incrementar la curiosidad típica de esta etapa y erróneamente se llega a la conclusión de que el resultado es prácticas sexuales precoces por parte de la población adolescente.
La educación de los jóvenes por parte de los padres y profesores, sigue siendo un arma
importantísima por la falta de toma de conciencia y el desconocimiento que existe la prevención de estas enfermedades. Es necesario “profesionalizar” la información, mejorando las barreras de comunicación, venciendo obstáculos sociales y culturales.
La iniciación temprana en las prácticas sexuales coitales
Entre los factores de riesgo que presentan los y las adolescentes de contraer Infecciones de Transmisión Sexual destacan el inicio temprano de la actividad sexual coital, relacionada con la tendencia secular1, la cual es actualmente una característica de la adolescencia. Además el uso inconsistente del condón y la relación sexual sin protección representan para los jóvenes, conductas riesgosas.
Lo anterior se relaciona estrechamente con la falta de conocimiento acerca de las conductas sexuales que se consideran responsables y la no utilización de métodos de protección por no ser descubiertos o por evitar que las personas de autoridad, como encargados o padres de familia, se enteren que están utilizando métodos de protección y por ende están iniciando una vida sexual activa, o porque no cuentan con los recursos económicos para optar por métodos de protección. Pese a esto los y las adolescentes optan por utilizar métodos poco seguros como el coito interrumpido.
Otras prácticas riesgosas como la drogadicción y el alcohol.
Otra de las conductas de alto riesgo que están más propensas a surgir es cuando los adolescentes consumen drogas y alcohol, ya que la personalidad cambia bajo los efectos de estas sustancias ilícitas, resultando en un comportamiento desinhibido y despreocupado al no utilizar protección en las relaciones sexuales.
Muchos jóvenes incluso no están conscientes de lo que hacen y/o son fácilmente influenciables a realizar actividades riesgosas. Además no se tiene conciencia de las consecuencias que dichos comportamientos pueden generar. Sin embargo, el consumo de estas sustancias, sea lícitas o ilícitas, no es el único problema, ya que en muchos casos representan el medio fácil para el abuso sexual en contra de menores de edad, y en estos casos el consumo no es intencionado.
Además se da el consumo inofensivo, ya sea por curiosidad e incluso por presión de grupo sin percatarse de las posibles consecuencias que podría acarrear este tipo de conductas, entre ellas las prácticas sexuales irresponsables, es decir sin protección, o el abuso sexual que generalmente es sin protección. De manera que estos jóvenes son víctimas inocuas
.
Factores Sociales: Diferencias de Género y Desigualdad social
El conocimiento que la población posee sobre las ITS es, en general limitado y principalmente concentrado en los grupos poblacionales con mejores recursos económicos, mejor accesibilidad a la salud y a la información, ya que las personas que se sitúan en el estrato alto cuentan con mejores servicios y facilidades, las cuales se evidencian en el acceso a la educación y la información. Por ejemplo, un mayor nivel de conocimientos favorece el uso constante del condón, principalmente en el estrato alto y medio y en el género masculino por lo que se denota una desigualdad de género y socioeconómica.
Por otra parte, el factor socioeconómico influye directamente en la accesibilidad de métodos de protección en cuanto a costo se refiere, ya que los jóvenes que cuentan con ingresos altos tienen más oportunidad de comprar métodos de protección, y es por esta razón que en distintos estudios realizados, los jóvenes de amplios recursos económicos presentan un mayor uso del condón.
Los mitos
Los mitos, tabúes, prejuicios y estereotipos sexuales que albergan y trasmiten a los adolescentes de ambos sexos las personas que les rodean, son incontables. En muchas
ocasiones, son los adultos quienes albergan dichos mitos con relación a la sexualidad de
menores. Que van desde la masturbación y el autoerotismo, la sexualidad está prohibida para los y las adolescentes, “eso nunca me va a pasar”, y hasta mitos acerca de los métodos de protección tales como “el condón quita la sensibilidad”. Con lo anterior se denota el desconocimiento acerca de lo que implica vivir una sexualidad sana y responsablemente, y de que las relaciones sexuales van más allá de sentir placer, también requieren responsabilidad y conocimiento de las formas de protección.
Otro aspecto importante que se sustrae de los mitos es que estos están íntimamente relacionados con la diferencia de género, ya que la gran mayoría de estos recaen sobre el género femenino demostrando la discriminación que existe aún como consecuencia del machismo.
Enfermedades de Transmisión Sexual con mayor incidencia y SIDA
Existen muchas ITS sin embargo las más representativas en Costa Rica y en Latinoamérica están el Virus del Papiloma Humano, Gonorrea, Sífilis y Tricomoniasis; así como es muy importante el SIDA.
SIDA
Agente etilógico y generalidades El SIDA fue reconocido en 1981 en los EEUU por el Center for Disease Control and Prevention (CDC), ya que se encontró una neumonía por Pneumocystis jiroveci en cinco varones homosexuales previamente sanos y un sarcoma de Kaposi en 26 varones homosexuales previamente sanos. Sin embargo, es en 1983 que se aisló el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Este agente etiológico pertenece a la familia de los retrovirus humanos: retroviridae, dentro de la familia lentivirus, siendo aisladas dos formas del VIH, denominadas VIH-1 y VIH-2.
Periodo de incubación:
La infección por el VIH, puede dividirse en tres fases:
– Infección primaria: de 3 a 6 semanas de duración.
– Periodo latente: puede durar de 7 a 10 años.
– Fase final: corresponde a la enfermedad (SIDA), propiamente dicha.
Diagnóstico:
El diagnóstico de la infección se realiza por:
1- Demostración de los anticuerpos anti-VIH
2- Detección directa del VIH o de alguno de sus componentes
3- Ambos: Los anticuerpos anti-VIH: suelen aparecer en la circulación entre 2 a 12 semanas después de la infección; las pruebas utilizadas para el diagnóstico son:
– ELISA: esta es la prueba convencional de detección enzimática del VIH, su sensibilidad supera el 99.5%. Consiste en un equipo convencional del ELISA que contiene los antígenos del VIH-1 y el VIH-2.
– Western Blot: prueba de confirmación más utilizada, en donde múltiples antígenos del VIH de peso molecular diferente y bien caracterizado despiertan la producción de anticuerpos específicos. La prueba se considera negativa cuando no existen bandas a pesos moleculares.
